Su hijo de 3 años tuvo Síndrome Urémico Hemolítico: “Fue inesperado, siempre tomamos todas las precauciones”

A través de la historia de una socia y una entrevista con el médico infectólogo Eduardo López, te contamos mediante qué acciones podés prevenir esta enfermedad, que en Argentina presenta alrededor de 400 casos por año y afecta, en su mayoría, a los más chicos.

Ariana (35) es socia de OSDE y vive en el barrio porteño de Belgrano con su marido Nicolás (40) y sus hijos Mateo (6) y Felipe (3). Aunque ella se autodefine como “súper cuidadosa” con la alimentación de su familia y siempre se preocupó por evitar la contaminación cruzada y los alimentos muy procesados, un día su hijo menor empezó con un cuadro de diarrea y vómitos tres días después de haber asistido a una fiesta.

“Lo más llamativo era el decaimiento tremendo: dormía todo el día de corrido y él en su vida cotidiana es muy activo”, recuerda Ariana. Lo que en un principio parecía un cuadro viral gastrointestinal, terminó siendo el llamado Síndrome Urémico Hemolítico, una enfermedad que puede provocar insuficiencia renal aguda en niños –incluso, la muerte- y se contrae al consumir agua o alimentos mal cocidos y contaminados por la bacteria Escherichia coli productora de toxina Shiga.

A través de su historia y una entrevista con el médico infectólogo Eduardo López (M.N. 37.586), te contamos todo lo que tenés que saber para prevenir el Síndrome Urémico Hemolítico mediante acciones cotidianas al cocinar y consumir alimentos.
 
Felipe en brazos de Ariana en el día de la fiesta que podría haber desatado el episodio. A la izquierda, su papá, Nicolás, y su hermano Mateo.
 
 

Felipe no tenía un virus, sino Síndrome Urémico Hemolítico

 
Ya habían pasado 5 días desde el comienzo del supuesto cuadro viral y el nene empezó a orinar con un color oscuro. “Ahí me di cuenta de que algo estaba mal”, su mamá se alarmó. Inmediatamente, fue a ver a su pediatra de cabecera, que le sugirió que fuera directo a la guardia para que le hicieran estudios. “Si bien en la ecografía se veía todo bien, los análisis de sangre y de orina tenían todos los valores alterados”, relata Ariana. Desde ese momento, el diagnóstico fue Síndrome Urémico Hemolítico.

La socia y colaboradora de OSDE se puso a llorar: “ No podía entender lo que le estaba pasando -recuerda-. Él estaba muy mal, muy decaído, lloraba. No quería ni ver la tele”. Durante esos días, Felipe tuvo que aprender a superar el trauma de sacarse sangre: había que extraerle todos los días para analizar la evolución de sus glóbulos y plaquetas.
 
 

El comienzo de todo


Para poder rastrear en dónde Felipe había tenido contacto con la bacteria, los médicos le consultaron qué había comido, qué ingerían habitualmente, si consumían carne picada y si comían afuera, entre otras preguntas. “ Él no consume carne picada ni suele comer afuera -asegura Ariana-. Yo siempre fui muy obsesiva y tampoco nunca le di carne picada a mi hijo mayor, que ya tiene 6 años, porque conozco los riesgos”. Además, ella detalla que en su casa lavan bien la fruta y la verdura para no generar contaminación cruzada: “ Higienizamos bien las mesadas y usamos distintas tablas para las verduras y las carnes crudas”, ilustra.

Finalmente, la hipótesis de infección en la fiesta era la más probable. De hecho, un primo de 7 años que asistió estuvo descompuesto por varios días. “Los médicos nos dijeron que en el 90% de los casos es muy difícil saber de dónde te lo agarraste porque es una bacteria que no deteriora la comida, no genera olor, feo color ni gusto. Entonces, más allá de la carne picada -que podés ver si está o no cruda-, si es por contaminación cruzada es indetectable”, alerta Ariana.
 
 
 
 
El tratamiento: Felipe se salvó de la diálisis
 
Cuando llegó el nefrólogo con los resultados de los estudios, trajo una buena noticia: Feli no tendría que hacerse diálisis y el tratamiento se limitaría a transfusiones de sangre para reponer los glóbulos rojos y plaquetas. Y, una vez que los valores empezaron a estabilizarse, le dieron el alta. “Queríamos llegar a casa con muchas ganas: estuvimos en la clínica una semana entera. Mientras él no se fuera, no nos íbamos a mover de ahí”, asegura Ariana.

Por suerte, el último control trajo más alivio a su familia: los valores renales le dieron como si nunca le hubiera pasado nada y, en sangre, muchísimo mejor: lo que tenía que bajar, bajó, y lo que tenía que subir, subió. “Por suerte, hoy Felipe está bien y está contento”, sonríe su mamá.
 
 

Las claves para prevenir el Síndrome Urémico Hemolítico


Argentina tiene la mayor incidencia de Síndrome Urémico Hemolítico del mundo: hay entre 400 y 450 casos por año y afecta, en mayor medida, a chicos menores de 5 años. Para conocer más sobre esta afección y cómo prevenirla, entrevistamos al Dr. Eduardo López, especialista en el tema.
 
 
¿Cómo puede contraerse el Síndrome Urémico Hemolítico?
 
Las formas de contagio son múltiples:

Carne mal cocida. Es históricamente la más estudiada. Y, dentro de la carne mal cocida, la que tiene más probabilidades de contener la bacteria es la picada. En Argentina, tiene muchas formas de presentarse: en empanadas, en albóndigas, en puré de papa, en hamburguesas, etcétera.
        
Alimentos contaminados de origen no cárnico. Por ejemplo, verduras.
        
Yogures mal conservados. En alimentos ácidos, la bacteria sobrevive muy bien: puede hacerlo a -20° C.
        
En leches no pasteurizadas.
 
En cáscara de fruta mal lavada.
  
Contaminación cruzada. Si uno cocina todo mezclado y utiliza el mismo cuchillo, se puede llevar la bacteria de un lado a otro.
        
Con agua contaminada. Se ha visto en chicos que jugaban en piletas de natación no adecuadamente cloradas. Si alguien infectado defeca allí, otros niños pueden contaminarse. Lo mismo puede ocurrir con agua de pozo mal clorada.
 
 
¿Cuáles son sus síntomas? ¿Cómo podemos distinguirlo de una descompostura?

El cuadro empieza con diarrea acuosa. En el 80/85% de los casos, se vuelve sanguinolenta. A veces parece sangre pura, si la magnitud es grande.
        
Mucho dolor abdominal. Cólicos importantes que hacen llorar y generan mucho desazón en el niño. Suelen ponerse boca abajo para calmar el dolor.
        
Poca fiebre o febrícula.
        
Pueden tener vómitos.


Los síntomas aparecen entre las 48 horas y los 6 o 7 días desde que se infectó con la bacteria. De estos casos, solo el 10/15% se complica y termina en Síndrome Urémico Hemolítico, que presentan:
        
  • Anemia.
  • Rotura de glóbulos rojos (anemia hemolítica).
  • Fallo renal de grado variable.
  • Reducción de plaquetas.
  • Convulsiones (en el 20% de los casos).

 

¿Cómo deberíamos consumir los productos elaborados con carne?

 
Hamburguesas. Al cortarse al medio, tiene que verse seca, eso significa que fue cocinada a más de 70 grados y que el riesgo es muy bajo.

Albóndigas. En Argentina, se preparan al estilo italiano: se doran por fuera, con aceite, pero al medio quedan jugosas. Además, hay quienes le agregan pan, que tarda más en cocinarse. Al prepararlas así, la bacteria sobrevive. Por eso, es mucho más seguro hervirlas.
 
 
 
 
Entonces, ¿usted desaconsejaría el consumo de albóndigas, hamburguesas o salchichas en niños menores a 5 años?
 
Por debajo de los 2 años, no se justifica darles ese tipo de alimentos, sino otro tipo de carne. Y, por encima de esa edad, es necesario abrirla primero y ver si está jugosa en el centro. Si es así, devolverla y que la cocinen de nuevo.
 
 
 
 

¿Cómo cocinar en casa en forma segura?


Al preparar hamburguesas: usar guantes. Luego, descartarlos y lavarse las manos. Cocinar las hamburguesas a más de 70 grados (al horno) y verificar que estén secas en el centro. Si se va a picar la carne, conviene conservarla en el freezer y no en la heladera. Por encima de los 12 grados, la bacteria se desarrolla más fácil. Si está en la heladera, lo ideal es cocerla dentro de las 24 o 48 horas.

Si se va a comer verdura cruda: lavarla bien y dejarla en un bowl de agua con 5 o 6 gotas de lavandina durante 20 minutos.

Lácteos: deben ser pasteurizados y no estar abiertos por muchos días en la heladera. Además, no tienen que perder la cadena de frío.

Métodos de cocción más seguros: horno o hervor.

A tener en cuenta: el freezer no mata a la bacteria.
 
 
 
Fuentes:

-Entrevista con Ariana, socia de OSDE.

-Entrevista con el médico infectólogo Eduardo López (M.N. 37.586).

-Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nación.