Cómo proteger la piel del sol con 6 simples consejos

Antes de que comience la época del año en la que se produce una mayor exposición del cuerpo a los rayos solares, es importante recordar sus efectos en la piel y las diferentes formas de evitar los consecuentes daños.

Antes de que comience la época del año en la que se produce una mayor exposición del cuerpo a los rayos solares, es importante recordar los efectos de los mismos en la piel y las diferentes formas de evitar los consecuentes daños.

 
 

En líneas generales, los problemas ocasionados por el sol pueden clasificarse en dos tipos: uno es aquel que afecta en forma aguda y que muchas personas padecen año tras año por un cuidado insuficiente. El otro es más grave y se desarrolla como consecuencia de una afección prolongada y repetida del primero: el cáncer de piel.



En esta ocasión se detallan aspectos básicos del primer tipo de trastornos, orientados a la prevención de daños que asimismo pueden derivar en otros mayores.

 

¿Qué es la quemadura de sol?


Es la reacción eritematosa (piel colorada) y dolorosa en respuesta a una excesiva exposición solar. Se estima que aproximadamente un 30% de los adultos y hasta un 70% de niños y adolescentes manifiestan este cuadro al menos una vez al año (especialmente en época de vacaciones). Hoy se considera que la exposición repetida tiene un carácter acumulativo.

Por eso, como ya fue mencionado, no solo se trata de las molestias particulares del momento sino de las consecuencias de su repetición en el tiempo, que pueden aumentar el riesgo de cáncer de piel.

 

¿Cuál es la causa de estas quemaduras?

 

La radiación ultravioleta (UV) es la causante de estos efectos. Existen varios tipos de rayos que pueden afectar la piel: los rayos tipo A (UVA) son responsables fundamentalmente de la quemadura de sol y del cáncer de la piel, mientras que los tipo B (UVB) son los que originan el daño crónico en la piel y ciertas reacciones medicamentosas. Actualmente, además, se relaciona al tipo B con el fotoenvejecimiento. Un tercer tipo de radiación, la C, no alcanza a la Tierra, ya que queda atrapada en la atmósfera.
Conviene tener presente que la disminución de la capa de ozono hace aumentar los niveles de la radiación ultravioleta.

 

¿Cómo varían los efectos de la exposición de una persona a otra?

 

No todos estamos expuestos de la misma forma. Las personas más afectadas son aquellas con:

  • piel blanca

  • pelo claro

  • antecedentes de quemaduras de piel aun con poca exposición

  • uso de ciertas medicaciones que aumentan la fotosensibilidad (antiinflamatorios no esteroideos, quinolonas, tetraciclinas, psorealenos, amiodarone, furosemida, entre otros).


Por lo general, el eritema (color más rojo de la piel) aparece entre 3 y 5 horas luego de la exposición, con un máximo de 24, para caer luego de las 72 horas.


¿Cómo protegerse de los rayos solares?


Existen varias formas de evitar o minimizar los daños ocasionados por la exposición al sol.
 
  1. Evitar la radiación ultravioleta: la mejor manera de prevenir las lesiones es no exponerse al sol. Pero para disfrutar de su contacto, una de las recomendaciones fundamentales es la de evitar la exposición especialmente entre las 10 y las 14 horas, incluso en días nublados, ya que suficiente radiación ultravioleta puede alcanzar la piel.
  2. Es importante saber que tanto la arena como la nieve aumentan la radiación.
  3. Prendas de vestir: la utilización de sombreros, lentes y otros tipos de coberturas pueden brindar protección contra los rayos UV.
  4. Protectores solares (pantallas solares): generalmente se los clasifica con un número que representa el número de veces que el producto extiende el tiempo requerido para que se produzca un eritema (piel colorada), una vez aplicado el protector. Es decir que si una persona sin protector solar desarrolla un eritema a los 20 minutos de exposición, luego del uso de una pantalla 15, un eritema mínimo podría esperarse a los 300 minutos (5 horas) de exposición (15 x 20).
  5. Cremas solares: muchas de ellas contienen protectores solares y actúan rechazando o evitando el ingreso de las radiaciones UV. En los niños por debajo de los 3 años se recomienda el uso de cremas con pantalla solar de 30. Es conveniente aclarar que antes las pantallas solares brindaban cierta protección frente a los rayos UVB, mientras que algunas no lograban una adecuada defensa contra los UVA. Actualmente, muchos de estos productos protegen de los dos tipos de radiaciones (UVA y UVB), por lo que es necesario verificar las indicaciones de cada opción para elegir la más eficiente. Es recomendable repetir la aplicación de los protectores cada tres horas.
  6. Bronceadores: no se registran estudios de probado valor científico en referencia al uso de los mismos. Sin embargo, existe evidencia de que su uso frecuente disminuiría las quemaduras provocadas por el sol, aunque no implicaría la protección crónica contra el cáncer de piel.

Para más información sobre el tema, no dudes en consultar con un especialista.