Alzheimer: por qué el diagnóstico precoz es fundamental

Un día especial para reflexionar sobre esta enfermedad y sobre las necesidades de las personas afectadas.

“Una mujer de unos cincuenta años de edad fue internada en un hospital debido a su comportamiento, que se tornaba cada vez más extraño. Según su familia presentaba síntomas de pérdida de memoria y manifestaba un comportamiento de celos irracionales. Había comenzado a desorientarse dentro de su propia casa y a esconder objetos. Durante un examen médico la mujer no pudo recordar el nombre de su esposo, ni el año ni cuánto tiempo llevaba en el hospital. Podía leer pero no parecía comprender lo leído y le daba un énfasis inusual a las palabras cuando las leía en voz alta. De vez en cuando se agitaba y parecía tener alucinaciones y miedos irracionales.”

Esta mujer, a quien se le dio el nombre de Auguste D., fue la primera persona en quien se registró la afección que hoy se conoce como la enfermedad de Alzheimer. Tomó su nombre de Alois Alzheimer, médico alemán que la describió por primera vez.

Si bien el deterioro de la memoria y otros síntomas de la demencia (que significa “carente de mente”) habían sido descritos en personas mayores desde tiempos antiguos, debido a que Auguste D. comenzó a presentar síntomas a una edad relativamente joven los médicos no pensaron que su enfermedad pudiera estar relacionada con lo que se llamaba demencia senil (“senil” deriva del término en latín que significa “edad avanzada”).

Actualmente se sabe que la enfermedad de Alzheimer es una de las causas principales de demencia tanto en personas de edad avanzada como en adultos relativamente jóvenes, y que es solo uno de muchos trastornos que pueden conducir a la demencia.

 

Algunas consideraciones sobre la demencia

Las personas que padecen demencia tienen un significativo impedimento en el funcionamiento intelectual, que interfiere con sus actividades normales y sus relaciones personales.

Pierden la capacidad para resolver problemas y para mantener el control emocional, y pueden tener cambios de personalidad y problemas de conducta, tales como agitación, delirio y alucinaciones.

Si bien la pérdida de memoria es un síntoma común de esta afección, no determina en sí misma que una persona tenga demencia. El diagnóstico implica que dos o más funciones cerebrales, tales como la memoria, la capacidad para hablar, la percepción o habilidades cognitivas -incluyendo el razonamiento y el juicio- están significativamente deterioradas sin pérdida de conciencia.

Hay muchos trastornos que causan demencia. Algunos, tales como la enfermedad de Alzheimer, conducen a una pérdida progresiva de funciones mentales. Otros tipos de demencia pueden ser detenidos o revertidos con un tratamiento apropiado.

Se han detectado diversas condiciones que pueden causar la demencia o síntomas que se parecen a ella en sus manifestaciones: trastornos tiroideos, diabetes, el descenso de glucemia en sangre, la disminución o el aumento excesivo de sodio o calcio, la deficiencia de tiamina (vitamina B1), de las vitaminas B6 y B12. También infecciones tales como meningitis y encefalitis, los hematomas subdurales (hemorragias entre la superficie del cerebro y su capa exterior) y algunos tumores cerebrales. Los problemas del corazón y del pulmón que impiden que el cerebro reciba un nivel de oxígeno adecuado pueden conducir a una desnutrición de las células cerebrales, causando síntomas de demencia. La depresión es otra enfermedad que, por la presencia de olvidos o lentitud en el procesamiento de información, simulan la presentación de la demencia.

El diagnóstico precoz y acertado de la demencia es importante para quienes la padecen y para sus familias, porque permite un tratamiento temprano de los síntomas. En los casos de enfermedad de Alzheimer o demencias progresivas, brinda la posibilidad de planear el futuro de los afectados cuando aún pueden ayudar a tomar decisiones.

Actualmente, hay medicamentos específicos para tratar el Alzheimer y otros tipos de demencia progresiva. Aunque no detienen la enfermedad ni revierten el daño cerebral existente, pueden mejorar los síntomas y retardar el progreso de la patología, mejorar la calidad de vida del paciente y aliviar la carga de sus cuidadores.

 

Factores que pueden ser relevantes

 Se han identificado varios factores que afectan la posibilidad de desarrollar uno o más tipos de demencia: la edad, el hábito de fumar y el uso del alcohol, la aterosclerosis, el colesterol elevado, la diabetes, el deterioro cognitivo leve, el síndrome de Down y la genética/historial familiar.

Los genes claramente juegan un papel en el desarrollo de algunos tipos de demencia. Sin embargo, en la enfermedad de Alzheimer y en muchos otros trastornos, la demencia no puede ligarse a un solo gen anormal. Al contrario, parecen ser el resultado de una compleja interacción de genes, factores relacionados al estilo de vida y otras influencias del medio ambiente.

 

Qué medidas se consideran beneficiosas

  • Varios estudios sugieren, aunque no se ha podido comprobar hasta el momento, que las personas que participan en actividades que estimulan el intelecto, tales como la interacción social, jugar ajedrez, armar rompecabezas lingüísticos y tocar un instrumento musical, podrían ayudar a través de ellas a disminuir el riesgo de desarrollar Alzheimer y otras formas de demencia.

  • Es importante, en el cuidado cotidiano de las personas que padecen estas patologías, efectuar cambios simples en el ambiente hogareño de modo de evitar accidentes. Por ejemplo: los cuchillos afilados, los productos químicos peligrosos y otros elementos que puedan causar daño deben ser removidos o guardados en un lugar seguro, bajo llave.

  • Se debe alentar a quien sufre estas enfermedad a que continue con sus actividades normales siempre y cuando éstas sigan siendo seguras y no le causen frustración. Algunas -como el trabajo artesanal, los juegos de mesa y la música- pueden servir de importante estímulo mental y mejorar el ánimo. La conducción de automóviles debe ser desalentada.

  • La carga emocional y física para quien cuida a alguien con demencia puede ser muy importante.

  • Los grupos de apoyo son una forma de ayudar a soportar las exigencias, además de aportar mucha información útil sobre la enfermedad y su tratamiento.

Fuente: Dr. Rafael García Dávila.