7 consejos para cuidar tu piel en invierno

Conversamos con la Dra. Paula Bourren para conocer cómo la afectan las bajas temperaturas y de qué manera es posible prevenir complicaciones.

La piel actúa como una barrera que nos defiende de cambios exteriores y tiene un gran porcentaje de agua en su composición. El frío, el viento, la escasa humedad del ambiente y la calefacción favorecen su deshidratación y hacen que se vea opaca, más seca y más arrugada, lo que da un aspecto envejecido.
 
También hay algunas enfermedades que pueden desencadenarse en esta época, como las urticarias (ronchas que pican) y los sabañones (lesiones inflamatorias, dolorosas, de color azulado localizadas generalmente en dedos, orejas y nariz), que pueden llegar a ulcerarse o lastimarse. 

Si no la cuidamos, la piel lentamente se va dañando. Para conocer más sobre este tema, entrevistamos a la médica especialista en dermatología Paula Bourren (M.N. 83.044).


¿Cómo afectan a nuestra piel las bajas temperaturas? 

 
Pueden causar el estrechamiento del calibre de los vasos sanguíneos cutáneos (vasoconstricción) y, así, provocar una disminución de los nutrientes debido a una menor irrigación. A esto se le puede sumar  el uso de la calefacción que reduce la humedad del ambiente y, si estas condiciones se mantienen por un tiempo prolongado, pueden provocar deshidratación y volver la piel más sensible, irritable, con tendencia a agrietarse. Además, favorecen la aparición o exacerbación de ciertas enfermedades como dermatitis atópica, psoriasis o eccemas.
 
 

¿Y los cambios bruscos?

 
Al entrar y salir de lugares con diferentes niveles de calor, se produce en forma repentina la constricción y la dilatación de los vasos de la piel. De esta manera, es posible que se presente enrojecimiento, la ruptura de algunos capilares y, en quienes la padecen, empeoramiento de  la rosácea (tono rojizo y pequeñas protuberancias faciales).
 
 

¿Qué tratamientos existen para mejorar su textura?

 
Debido a la menor exposición solar, es frecuente que se efectúen tratamientos mínimamente invasivos en la piel que favorecen el recambio celular, como peelings, láser o luz pulsada. En estos casos, el dermatólogo es el encargado de indicar los cuidados necesarios para cada paciente, que incluirán, dentro de otras cosas, hidratación y protección solar.
 
 

7 consejos para cuidar tu piel en invierno

 

#1- Consumí, al menos, dos litros diarios de agua.

Una buena hidratación ayuda a preservar la elasticidad, la suavidad y el color de la piel, así como la salud del cabello y de las uñas.
 
 

#2 – Limpiá tu piel dos veces por día (a la mañana y a la noche). 

Luego, usá cremas que, en lo posible, contengan agentes que ayuden a retener líquidos (urea, ácido hialurónico, sustancias que simulan componentes de la piel, como el Factor Natural de Humectación (FNH), glicosaminoglicanos o vitaminas) y que no posean perfumes o colorantes agregados.
 
 

#3 – Tomá baños cortos.

No te excedas de los cinco minutos y empleá agua no muy caliente y jabones que no resequen la piel. Al finalizar, ponete crema humectante.
 
 

#4 – Utilizá protección solar durante el día.

Como mínimo, un factor 15 y, si estás haciendo algún tratamiento de renovación de la piel o  deportes al aire libre o en la montaña, usá factor 50. Evitá la exposición excesiva y reforzá estos cuidados.
 
 

#5 – Protegé tus labios

Aplicales cremas lubricantes con glicerina, silicona o manteca de karité, entre otros, para evitar que se resequen y se formen grietas o aparezca herpes.
 
 

#6 – Evitá el contacto directo de la piel con la lana.

Ya que fomenta la aparición de manchas rojizas, picazón y dermatitis. Tampoco utilices ropa muy ajustada. 
 
 

#7 – Intentá no exponerte a las estufas o fuentes de calor en forma directa.

Esto puede provocar el resecamiento. Para disminuirlo, también podés colocar humidificadores en los ambientes. Conocé cómo utilizar en forma segura los artefactos para calefaccionar en esta nota.
 
 
 
Fuente:
Entrevista con la médica especialista en dermatología Paula Bourren (M.N. 83.044).