Nuestros sesgos diarios: un mecanismo que opera entre la emoción y la razón

¿Por qué creo en lo que creo? ¿Fue una elección personal basada en la razón o una decisión emocional? ¿Tengo estereotipos? ¿En qué están fundados?

Socialmente, una de las herramientas inconscientes que más utilizamos es la etiqueta. Esta palabra representa una segmentación, un rótulo con el que dividimos, separamos, organizamos y finalmente decidimos. Es un proceso mental que nos identifica y nadie puede evitarlo. Lo hacemos en la toma de decisiones más simple o hasta en nuestra percepción respecto a segregaciones más profundas que no tienen que ver con lo operativo, como la edad, el género, la raza o la orientación sexual, entre otras. Finalmente, en base a esas diferenciaciones forjamos nuestra identidad, y también la de los demás.

Pero, junto a nuestro proceso mental de organización de estereotipos, también cobra fuerza el del prejuicio, o dicho de otra forma, la creación de un juicio de valor sin información que lo sustente. Por eso hablamos con Rosana Gogorza, médica formada en neurología, quien nos contó cómo creamos, social e individualmente, sesgos en cada toma de decisiones, incluso hasta llevarnos a formar aprehensión y suspicacia sin fundamentos, solo como medida de supervivencia.

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Sesgar, nuestra inmanencia

Son una parte natural de nuestro razonamiento. Es la forma en el que el cerebro nos ayuda a clasificar y simplificar información, pero también puede ser el camino a la discriminación y a la falta de igualdad.

Los estereotipos normalmente son una creencia generalizada sobre un grupo de personas. Se basan en características como la raza, el género o la edad. Y ese mismo mecanismo es el que puede hacernos creer que todos, quienes forman parte de ese conjunto, son iguales. Ese es su mayor peligro, la discriminación, en el peor sentido de la palabra.

El acto de prejuzgar se produce cuando las primeras impresiones de una persona influyen en nuestra percepción posterior. Una vez que ese mecanismo se puso en marcha, las personas que ingresan en ese universo segmentado que creamos van a cargar con el mismo rótulo, siendo ignoradas o subestimadas.

El proceso de segmentación, sea a través de un sesgo o con información justificada, genera tanto placer en nuestro cerebro por la comodidad de la organización y la ausencia de dudas que nos inquieta, que incluso puede hacer que evitemos o no queramos creer información posterior sobre ese estereotipo. Una vez que lo asimilamos, subdividimos y guardamos, es difícil que volvamos a romperlo para reorganizarlo.

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¿Podemos no estereotipar?

Podemos, pero como todo proceso mental que opera a nivel inconsciente, requiere trabajo y atención. Una vez que identificamos los sesgos vamos a poder racionalizarlos para no caer en estereotipos automáticos. Estanislao Bachrach, especialista en neurociencias, dice que uno es dueño de sus emociones y que siempre estamos tratando de tener razón, en vez de escuchar al otro. En este choque entre la realidad y una necesidad inconsciente de ser los dueños de la verdad la decisión racional se orienta hacia ese sesgo emocional.

Te contamos algunos tips para que puedas romper con los tuyos y tomar tus decisiones en base a información real:

Da y date la oportunidad de compartir
Escucha a los demás. Es la base de cualquier toma de decisión que veas las perspectivas ajenas en primera persona, para que puedas analizar y entender sus posturas y cosmovisión de la vida. 

Las diferencias no son negativas
Es rico para nuestro crecimiento personal entender que las diferencias son la base del progreso individual y social. Aprendé sobre diferentes culturas y tradiciones para valorar y apreciar las distancias, que no son un problema, sino el principio fundamental que tenemos que adoptar como positivo: la diversidad.

Repensar nuestras propias creencias
¿Cuál es la base de lo que creemos? ¿Fue un análisis personal o nos contaron que debíamos pensar de esa forma? ¿Te diste la oportunidad de ponerte en el lugar del otro? Ese ejercicio te va a responder si lo que crees está basado en un estereotipo o una decisión fundada.

Reflexionar sobre nuestras acciones
Posterior a nuestras decisiones: ¿qué genera nuestra postura? Nuestras elecciones y sesgos, ¿motivan buenos comportamientos en el otro? ¿y en nosotros? Reflexionemos sobre cómo nuestras acciones pueden afectar a los demás y tratemos de ser más consciente de nuestras decisiones diarias.

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Convivir en lo diverso

Percibimos, segmentamos, estereotipamos y sesgamos. Este proceso mental a veces es consciente y a veces no. Es parte de nuestra cultura y la forma en la que tomamos decisiones. Reorganizamos cada ejecución, desde las más sencillas y rutinarias, hasta las más complejas y profundas, que incluye la nivelación de sociedades completas, como si cada individualidad fuera igual a la otra. 

¿Podemos sesgar sin caer en estereotipos? Se puede, pero para eso necesitamos detenernos y repensarlo como un ejercicio periódico, ¿por qué creemos lo que creemos como verdades indiscutibles? ¿cuál es el origen de esa creencia negativa? Nuestro progreso real como sociedad tiene uno de sus pilares más fuertes en esa deuda pendiente: entender la riqueza de nuestra diversidad.

 

 

 

Contenido validado por el Equipo de Auditoría Médica de OSDE


Referencias
https://www.utdt.edu (Universidad Torcuato di Tella)
https://www.who.int/es (OMS)
https://unesdoc.unesco.org/ (UNESCO)