Giver, taker, matcher: las tres personalidades de ambientes organizacionales

El comportamiento humano y la dinámica grupal en entornos profesionales. Te contamos en esta nota las tres figuras definidas por el psicólogo Adam Grant para que puedas reconocerlas y crear grupos de trabajo ideales dentro, y fuera, de una organización.

¿Sabías que dentro de los espacios de trabajo, como fuera de ellos, existen personalidades bien definidas que tienen objetivos finales diferentes? Dentro de la dinámica laboral podés reconocer tres estereotipos con propósitos opuestos:

Giver, el solidario.
Taker, el individualista.
Matcher, el que da, solo cuando va a recibir.

¿Los conocías? En esta nota te damos toda la información para que puedas reconocerlos y armar equipos de trabajo comprometidos, motivados y efectivos, con un solo objetivo en común: el grupal.

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El universo de las personalidades

Cada forma de ser es única. Ninguna es idéntica a la otra, todas poseen aspectos que la hacen distintiva. Timidez, extroversión, astucia o rebeldía, ninguna de ellas define con exactitud la inmanencia de una persona. 

El comportamiento también cambia según la situación y el entorno: no tiene el mismo peso ni significación una charla cercana entre dos personas que la interacción en grupos, donde aparecen otras actitudes, aptitudes o falencias comunicativas que hacen al intercambio verbal y no verbal. 

Pero cuando hablamos de búsqueda de consensos dentro de un equipo de trabajo hacemos referencia a una dinámica de las más complejas: cada integrante debe estar de acuerdo, ceder o anteponer sus puntos de vista, en lo que será la búsqueda del mejor resultado dentro de la voluntad general. Los conceptos de compromiso, confianza y colaboración, en este caso, toman verdadera importancia: es el paso del rédito individual al del equipo, para priorizar los  beneficios grupales.

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Givers, takers y matchers

Adam Grant, psicólogo organizacional, analizó el comportamiento de las personas en entornos profesionales poniendo el foco en los distintos tipos de interacciones humanas. Antes de definir cada una te proponemos que hagas el ejercicio de responderte dos preguntas clave: ¿Cómo es tu trato con los demás en un rol organizacional? ¿Cuál es el resultado final que buscás en cada una de tus interacciones? 

Si ya las respondiste tenés que saber que el autor del libro “Give and take” hizo una distinción entre tres tipos de personalidad en ambientes laborales:

1| Givers. Es una personalidad altruista que destaca, sobre todo, que las otras personas obtengan un beneficio. Se preguntan, ¿en qué y cómo puedo ayudar? Su foco está dirigido en colaborar y en lo que el equipo necesita. Siempre van a buscar que el resultado sea para el prójimo sin importarle los personales. Ayudan sin esperar nada a cambio. 

 

2| Takers. Habitualmente son personas egocéntricas que piensan en lo que los demás pueden hacer por ellas. El mundo es una competencia y les gusta obtener más de lo que reciben. Ponen sus intereses por encima del de los demás. 

 

3| Matchers. Según describe Grant, es la personalidad más común. Buenos compañeros que dan en relación con lo que reciben en un equilibrio que denominan justo. Como lo define el autor, “es una manera segura de vivir, pero no es la más productiva”.  Las relaciones de este tipo de interacción están basadas en un intercambio igualitario de favores.

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Los givers: pilares fundamentales en una organización

Cada personalidad dentro del ambiente profesional produce resultados dispares en una organización. El autor asegura que los takers, aquellos que toman más de lo que reciben y que anteponen sus intereses al de los demás, no tienen un largo recorrido de éxito personal. Suelen tener caminos truncos porque su forma de relacionarse posee un trazo limitado. Al no reforzar sus relaciones auténticas con sinceridad ni buscar resultados para el equipo se pierden dentro de su propia lógica que termina relegándolos a un papel secundario. Pueden tener éxito parcial en el corto plazo, pero con el paso del tiempo se debilita su credibilidad y se estancan rompiendo sus lazos con los demás. 

Por el contrario, los integrantes con personalidades altruistas aportan valor genuino a las empresas, las hacen mejores en todas sus dimensiones, ayudan a los demás y dan claros beneficios al equipo de trabajo. Los givers suelen tener un éxito profesional casi asegurado ya que generan una reputación fuerte y positiva y tienen un entorno de trabajo rico y funcional. Pero, ¿es posible crear relaciones laborales donde el interés por el bienestar de los demás sea superior al propio? ¿Es aplicable esta pregunta en relaciones que trascienden lo profesional? Grant lo afirma dando tres importantes consejos para lograrlo:

  • Cuidá a esas personas que dan sin mirar su propio beneficio. Para el autor son literalmente “un tesoro” y no deben dejarse ir en ningúna situación de la vida.

  • Favorecé una cultura organizacional, o fuera de ella, donde sea normal y bien visto “pedir ayuda”. Que la acción de apoyarse en los demás sea sinónimo de progreso.

  • Reconocé el tipo de comportamiento taker y alejalo de tu entorno. El poder negativo de solo uno supera el bienestar que generan varias personalidades altruistas. Es una fuerza destructiva que opera silenciosamente sin aportar ningún beneficio en el mediano y largo plazo.

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Cómo reconocer una personalidad altruista y el rol clave de un buen líder

Estas tres personalidades, los takers, decididos a sacar ventaja de cada situación, los givers, siempre dispuestos a ayudar, y los matchers, que dan si saben que serán retribuidos, son quienes conforman el universo de interacciones dentro de una organización, pero lograr reconocer su verdadera inmanencia no es una tarea sencilla. El objetivo final y legítimo de cada acción personal solo se verá con el tiempo. De hecho, es común que una personalidad sincera y transparente pueda tener formas y declaraciones duras pero con buenas intenciones. Es común que un giver haga devoluciones realistas que nadie quiere oír y que pocos darían, pero que realmente son vitales para avanzar y construir progreso. Es por eso que suele ocurrir que, en determinados momentos, no se los valore como deberían en una organización o trabajo de equipo, al menos hasta que el tiempo o una mirada perspicaz reconozca su valor real para el resto. Esos cuestionamientos que no evitan expresar son valiosos, sinceros y rompen la estructura establecida que genera un crecimiento necesario sobre bases realistas.

El liderazgo será determinante para dar el lugar que un giver debe tener. Poder distinguir sus aptitudes, muchas veces camuflada por su carisma y temperamento, será una tarea crucial para quien conduce un equipo de trabajo.

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Solidaridad, base de todas las buenas acciones

Lo que Adam Grant, autor del libro “Give and take”, fundamenta como espíritu de su obra es la base sobre la que debería estar apuntalada nuestra sociedad: un progreso afirmado en la solidaridad como principio crucial de cada acción. Es la búsqueda del bienestar del prójimo que finalmente es el propio. Nos hace conscientes de las necesidades ajenas y nos invita a compartir intereses creando lazos afectivos en todas nuestras relaciones humanas, no solo en ambientes profesionales, sino en todos los ámbitos posibles.

 

 

 

Referencias
“Give and take”, Adam Grant.