Antibióticos: por qué es peligrosa la automedicación

Hablamos con el médico infectólogo Daniel Pryluka para despejar todas las dudas sobre el tema y evitar la utilización incorrecta de estos medicamentos.

¿Qué pasaría si intentáramos curar un dolor de panza con una aspirina? ¿O si tomáramos un antiácido para apaciguar el dolor de espalda? La respuesta es bastante obvia: no obtendríamos el resultado que buscábamos. ¿Por qué, entonces, muchas personas consumen antibióticos para tratar un resfrío o para bajar la fiebre? Existe una falsa creencia en el imaginario colectivo que relaciona a los antibióticos con la cura de enfermedades infecciosas comunes como la gripe y otros cuadros frecuentes en invierno que, en su mayoría, son virales. Estos fármacos no funcionan en estos casos, ya que solo sirven para tratar las infecciones bacterianas.

¿Por qué es tan grave consumir antibióticos de forma incorrecta? Porque no son inocuos: su mala administración podría provocar reacciones alérgicas de moderadas a graves, daños renales o hepáticos y diarreas severas que podrían, incluso, causar la muerte. Además, su sobreutilización conduce a la llamada resistencia a los antibióticos, que se produce cuando las bacterias mutan en respuesta a su uso, que deja de ser efectivo para combatirlas. En la Semana Mundial de la Concientización sobre el Uso de los Antibióticos, hablamos con el médico infectólogo Daniel Pryluka (M.N. 69.246) para despejar todas las dudas sobre el tema.
 
 

¿En qué consiste la resistencia a los antibióticos y por qué es tan peligrosa?


Cuando estos fármacos aparecieron en el mundo, parecía que venían a solucionar todos los problemas. De hecho, a la penicilina se la llamó “la droga milagrosa”. Pero Alexander Fleming, su descubridor, ya había advertido sobre la resistencia de las bacterias a los antibióticos. Las bacterias, por mecanismos de resistencia natural u otros que adquieren ante la presión del uso de los antibióticos, tienen la capacidad de ir generando cepas resistentes. Si no empezamos a trabajar el tema hoy, en unos años nos vamos a quedar sin antibióticos efectivos para combatirlas, muchas infecciones comunes se volverán difíciles de curar y, por lo tanto, las intervenciones quirúrgicas serán más peligrosas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), para el año 2050 va a haber 10 millones de muertes anuales en el mundo solamente atribuibles a la resistencia a los antimicrobianos.
 


¿Por qué deberíamos evitar la automedicación con antibióticos?


Existe una mala costumbre y comprensión de lo que puede suceder con su uso. Su autoadministración ante cuadros virales es una mala práctica: los antibióticos no curan el resfrío ni tratan la fiebre. Solamente son eficaces ante infecciones bacterianas. Y de todos los episodios febriles del invierno, es una absoluta minoría la que corresponde a bacterias. Muchas veces las personas se automedican porque les sobraron los remedios de una vez pasada, o porque un amigo le recomendó: “mirá, yo una vez tuve algo parecido y me tomé esto”.
 


Además, no se puede curar distintas infecciones con el mismo antibiótico, ¿verdad?


Exacto. Incluso, por problemas de resistencias locales, un antibiótico puede ser útil para tratar una infección urinaria en Jujuy y puede no servir en Buenos Aires. La resistencia a los antibióticos no es homogénea en todo el mundo.



¿Cuáles pueden ser los efectos secundarios si se consume algún antibiótico de forma incorrecta?


Hay una falsa percepción, no solo en la población, sino también en el ámbito de los profesionales de la salud, que concibe la automedicación con psicotrópicos como más complicada y, sin embargo, una persona puede tener una reacción adversa muy grave por el mal uso de un antibiótico. Estas drogas no son inocuas: aparte de la resistencia, pueden hacer daño a las personas que las tomaron. Desde reacciones alérgicas de moderadas a graves, pasando por daños renales o hepáticos, hasta diarreas severas que podrían, incluso, causar la muerte.

 


Recomendaciones para el uso correcto de los antibióticos

 

La OMS aconseja a la población:
 
  • tomar antibióticos  únicamente cuando los prescriba un profesional sanitario certificado,
  • no demandarlos si los profesionales sanitarios dicen que no son necesarios,
  • seguir siempre las instrucciones de los especialistas con respecto a su administración,
  • no utilizar los que le hayan sobrado a otros.

Además, el organismo indica que también es preciso comenzar por prevenir las infecciones. ¿Cómo evitarlas? Se recomienda:
        
  • lavarse las manos,
  • taparse la boca con el codo al toser o estornudar,
  • prepararse los alimentos en condiciones higiénicas,
  • evitar el contacto íntimo con enfermos,
  • velar por la seguridad de las relaciones sexuales,
  • mantener las vacunaciones al día.


Fuentes:

-entrevista con el médico infectólogo Daniel Pryluka (M.N. 69.246),
-Organización Mundial de la Salud (OMS).