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Tatuajes y salud: guía práctica para cuidarte antes, durante y después

Escrito por OSDE | 03/12/25 18:17

Hacerse un tatuaje es una forma de expresión personal y única, pero no deja de ser un procedimiento invasivo. Básicamente, estás introduciendo sustancias extrañas en tu cuerpo, lo que genera una inflamación inmediata y, a veces, reacciones a largo plazo.

Por eso, más allá del diseño que elijas, el foco tiene que estar puesto en la prevención y el cuidado. Te compartimos algunas recomendaciones claves para que tu experiencia sea segura y disfrutes de tu piel y tatuaje sin complicaciones.

Antes de empezar: elegí bien y prepará tu piel

La prevención arranca mucho antes del turno. Además del estilo y la técnica del tatuador, hay cuestiones de salud que son fundamentales.

El lugar la higiene: activá tu buen criterio

Prestá atención a los detalles. Tené en cuenta criterios de seguridad sobre la higiene que el local y tatuador deben cumplir:

  • Limpieza: El estudio tiene que verse impecable, casi como un consultorio.
  • Material estéril: Las agujas deben ser de un solo uso y se tienen que abrir delante tuyo. ¡Esto no se negocia!
  • Cuidados del tatuador: Fijate que use guantes estériles. Si toca algo que no está limpio (como el celular o una lámpara), tiene que cambiárselos o sanitizarse las manos con alcohol.

La piel, las tintas y las zonas a evitar

Los pigmentos deberían tener una etiqueta con su marca, origen y composición. Muchos contienen metales como níquel, cobalto o cromo, que pueden ser tóxicos o dar alergia.

Condiciones previas: Si tenés tendencia al herpes, psoriasis o vitíligo, el tatuaje podría desencadenar un brote en esa zona.

  • Lunares y lesiones: Nunca tatúes sobre un lunar. Si lo tapás, perdés la posibilidad de controlar si cambia de forma o color en el futuro.
  • Cicatrices: Si bien ayudan a disimularlas, no todas son fáciles de tatuar. Lo mejor es que consultes antes con tu médico.

Durante la sesión: reducí riesgos y molestias

Una vez ahí, asegurate de que desinfecten muy bien la zona. 

Rasurar el área ayuda mucho, no solo para tatuar, sino para la higiene posterior. Evitá el uso de cera, puede irritar la piel y dejarla sensible, lo que sería una desventaja a la hora de tatuarse.

¿Te preocupa el dolor? Existen cremas anestésicas que podés usar antes, pero son de venta bajo receta. Hablalo con tu médico de cabecera para que te indique la adecuada.

El post tatuaje: claves para una buena cicatrización

¡Ya está hecho! Ahora tenés que cuidarlo como lo que es: una herida en proceso de curación.

Limpieza y protección solar

  • Higiene suave: Lavá la zona con cuidado, sin frotar ni exfoliar.
  • Cremas: Usar una crema con antibiótico suele ser una buena práctica preventiva, pero no te automediques; consultalo.
  • Sol: Nada de exposición directa apenas te lo hacés. Después, usá siempre protector solar en el tatuaje para cuidar la piel y los colores.

¡No te olvides del seguimiento médico!

Muchas veces nos relajamos cuando la cicatrización evoluciona bien o termina, pero lo ideal es mantener un control médico post tatuaje. Recordá consultar con un profesional sobre tus antecedentes (alergias, enfermedades) para recibir recomendaciones personalizadas. Tu salud es lo primero, ¡cuidala!

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