Pareja y cuidado compartido: cómo lograr crianzas más equitativas y saludables

Conversamos con la Lic. Adriana Bersi, psicóloga y especialista en clínica de familias, parejas y adultos, sobre la presión por ser madres, los roles que ocupan las mujeres en la sociedad actual y cómo se relaciona el deseo de maternar con el desarrollo  profesional. 

Conversamos con la Lic. Adriana Bersi, psicóloga y especialista en clínica de familias, parejas y adultos, sobre la presión por ser madres, los roles que ocupan las mujeres en la sociedad actual y cómo se relaciona el deseo de maternar con el desarrollo  profesional. 

Cuántas veces escuchamos en las reuniones familiares o de amistades la pregunta: “¿y vos para cuándo?”, “si no lo tenés ahora te vas a arrepentir” o “se te va a pasar el tiempo”. Seguramente todas las mujeres adultas han sentido la presión por ser madres, sin embargo, en los últimos años las estadísticas revelan un marcado descenso en la tasa global de fecundidad. En el caso de Argentina, según un informe publicado por el Ministerio de Salud de la Nación, lidera la tendencia de descenso respecto al resto de los países de Latinoamérica. En el año 2015, la cantidad de hijos por mujer era de 2,3. En 2020 ese número descendió a 1,55 (un 33% menos). En esta nota, conversamos sobre el tema con la Lic. Adriana Bersi.

¿De qué formas aparece la presión por ser madres? 

 

Tenemos que considerar el mandato de ser madre un fenómeno sociocultural que presenta características de la época y del lugar geográfico en el que se localiza. También inciden en ella las creencias religiosas y la clase social a la que se pertenece -indica Adriana. La maternidad como núcleo de la identidad femenina es motor y ordenador de la cultura patriarcal que lleva siglos de desarrollo. Persiste en el imaginario social la idea de que el cuidado de los niños y las niñas debe estar a cargo de ellas.  

No hace mucho tiempo que una mujer solo podía ser madre para tener un lugar social valorado, pero en los últimos setenta años se ha ido ampliando el panorama, principalmente en occidente, y muchas pueden decidir no tener hijos o tenerlos luego de alcanzar otras metas -expresa. 

 

¿Qué debemos tener en cuenta a la hora de decidir ser madres? 

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Hay mujeres que se permiten en la actualidad tener una maternidad deseada y en muchas oportunidades consensuada con la pareja. Se reflexiona más sobre el tema, antes se naturalizaba- indica la Licenciada Bersi. Algunas se plantean qué tipo de compañero desean al momento de tener un hijo, formando hogares más tradicionales en los que el varón es el principal proveedor y ellas están más dedicadas a lo doméstico, otras buscan compañeros o compañeras con quienes compartir las responsabilidades por igual o forman hogares monoparentales recurriendo a la donación de esperma. Todas son opciones posibles que no se deben patologizar y se relacionan con los horizontes diversos que ofrece la cultura. 

No puedo dejar de mencionar que no siempre las cosas resultan como se las imagina- recuerda Adriana. Las parejas se separan y allí entran a jugar la responsabilidad y el amor en las tareas de cuidado de niños y niñas para optimizar la crianza.

 

¿Cómo se ven afectadas las mujeres que son madres y profesionales full time?

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Al respecto, Adriana reflexiona: debemos considerar que, en la mayoría de los hogares y a pesar de las transformaciones acaecidas, cargan con el mayor porcentaje de tareas domésticas además de las laborales. 

Y las estadísticas lo confirman: según un estudio del INDEC, hoy en día forman parte del mercado laboral aproximadamente en un 40% de su población y el número crece año a año. Sin embargo, las tareas de cuidado y mantenimiento del hogar continúan siendo casi exclusivamente su responsabilidad. Solo un 16,4% de las encuestadas declaró no realizar ninguna tarea doméstica, mientras que en el caso de los hombres ese número asciende a casi el 50%.  

Además, la especialista destaca: es necesario tener en cuenta los obstáculos que se le presentan a la mujer en una cultura en transformación a la que todavía le falta mucho por cambiar para ser realmente equitativa en cuestión de género. Observamos las mamás “todo terreno” estresadas por repartirse entre las obligaciones laborales y el trabajo doméstico, lo que interfiere en ambos desempeños frenando su ascenso social y generando conflicto por “no ser una buena madre”.

 

¿Cómo podemos lograr una distribución más justa de tareas con nuestra pareja?

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Si bien los varones están en proceso de transformación, aún persiste la idea de “yo te ayudo” en lugar de distribuir las responsabilidades de forma equitativa- indica Bersi. Lo más fácil de organizar equitativamente es la caja de gastos de la familia a pesar de que la mujer suele ganar menos que el varón. Las otras transformaciones requieren de un análisis cotidiano de las tareas realizadas y un cambio profundo de creencias donde se produzca una nueva ética y estética que posibilite diferentes modos de percibir lo masculino y lo femenino. Por ejemplo, poder ver a un varón como cuidador sin desvalorizarlo y a una mujer activa y empoderada sin masculinizarla. Pero el peso del modelo tradicional suele generar culpas y ambivalencias en ambos géneros.

Comprender que el cuidado no es una responsabilidad femenina sino una responsabilidad colectiva que necesita del apoyo de la comunidad es fundamental para preservar el deseo de maternar y la crianza de niños y niñas. Además de los acuerdos privados que deben existir entre los adultos que desempeñan la función parental, la red social es fundamental para el cuidado de los chicos.

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¿Cómo lograr un acuerdo saludable de crianza en caso de una separación? 

 

En los vínculos siempre existen cuestiones a acordar, no es posible la vida sin conflicto, lo que nos diferencia es cómo lo afrontamos. Las que mejor funcionan son aquellas que logran acuerdos con un buen grado de satisfacción mutua, sin que haya violencia ni sometimiento. El proyecto de un hijo es un compromiso de larga duración que implica gran responsabilidad y la mayoría de las veces dura más que la pareja en sí.

En relación a la crianza compartida he observado en mis años de experiencia clínica -llevo casi 40 años atendiendo familias- que cuanto más acuerdo y respeto hay entre los que ejercen la función de cuidado -incluyendo a padres y madres, sus nuevas parejas y familiares, mejor desarrollo tienen los niños y más satisfacciones los padres. Cuando el vínculo se disuelve, es imprescindible no trasladar las peleas de los adultos a la vida de los pequeños porque se les coloca en un lugar muy difícil de sostener, que les genera conflictos de lealtades con los mayores enfrentados y, en  la mayoría de los casos, es lo que más aman de lo que poseen en la etapa temprana de la vida.

 

¿Existe un momento ideal para ser madre?

 

Los adelantos en salud reproductiva amplían el horizonte y prolongan el tiempo para tomar la decisión de tener un hijo -reflexiona Adriana. En ciertas franjas poblacionales -en general mujeres muy activas, académicas y en puestos gerenciales- es habitual decidir ser madre cerca de los 40 años. 

Tenemos que pensar el deseo más allá de la familia tradicional. Hay nuevas formas de hacer familia. Maternidad, sexualidad y reproducción se han separado y esto habilita nuevas formas de ejercerla.

 

Fuentes:

  • Lic. Adriana Bersi. Psicóloga UBA. Especialista en clínica de familias, parejas y adultos. Diplomada en Estudios de Género.
  • Ministerio de Salud de la Nación.
  • indec.gob.ar.