5 claves para mantener una alimentación segura en verano

Comienzan los días más cálidos y agradables para disfrutar al aire libre. Por eso, te contamos qué medidas podés adoptar para evitar inconvenientes con los alimentos.

Como cada año, las altas temperaturas invitan a realizar numerosas actividades en entornos naturales, como la playa, los parques o los campamentos. En ellos, la comida cumple un papel muy importante y es fundamental tener en cuenta ciertos aspectos para cuidar nuestra salud.


¿Cuándo son aptos los alimentos y el agua?


Cuando no tienen microbios, químicos, tierra, insectos o pelos que aumentan el riesgo de sufrir intoxicaciones. Para evitar que los comestibles y el agua los contengan, es necesario manipularlos correctamente, adoptar normas de higiene durante la elaboración, conservar la cadena de frío y cerciorarse de que no transcurra demasiado tiempo hasta que se consuman. En caso de encontrarse en una zona en la que no haya acceso a agua de red, es indispensable asegurarse de que no posea ni olor, ni color y purificarla antes de utilizarla. Esto contribuye a prevenir el síndrome urémico hemolítico y las enfermedades diarreicas.


5 claves para mantener una alimentación segura en verano


Una buena preparación y la planificación de las comidas es ideal para disfrutar al aire libre sin complicaciones. A continuación, te damos 5 consejos para hacerlo.


1- Mantené la higiene de las superficies y los utensilios.


Los microorganismos pueden encontrarse en los cubiertos, en los equipos, en la ropa e incluso en las manos. Tan solo un pequeño contacto con los alimentos puede contaminarlos. Para que esto no suceda, procurá desinfectar todas las superficies y los elementos que se utilizarán, y enjuagá tus manos con agua y jabón antes y durante el proceso de cocción, cada vez que lo requieras.
 
Se recomienda no encargarse de la preparación en caso de infecciones gastrointestinales, respiratorias (resfríos o catarros) y de la piel.


2- Utilizá agua y materias primas fiables.


El agua, aun si está congelada, puede perder su pureza. Por eso, es vital conocer si está potabilizada tanto para usarla, como para beberla. 
Si vas a optar por un menú que incluya frutas y hortalizas, es importante lavarlas antes de ingerirlas o, en caso de no poder efectuarlo adecuadamente, se aconseja pelarlas. El lugar ideal para limpiarlas es el hogar, ya que no siempre hay agua pura en sitios no urbanizados.
 
El agua es un bien escaso y debemos cuidarla entre todos. Por eso, es importante optimizar su consumo y no desperdiciarla.

Recordá que durante los meses de altas temperaturas, se recomienda tomar entre 2 y 3 litros de líquidos (agua, jugos naturales, lácteos o gelatinas) en pequeñas cantidades y mejor a temperatura ambiente. Si realizás actividad física, aumentá la cantidad de bebida. Las mujeres embarazadas deben incrementar 300 ml. y las que estén en época de lactancia 700 ml. Aquellas personas afectadas por enfermedades renales, cardíacas o por alguna circunstancia particular deben consultar con su médico de confianza cuál es la ingesta adecuada en cada caso.


3- Cociná los alimentos por completo.


El verano es una oportunidad para incorporar hábitos saludables en este aspecto. Las ensaladas de vegetales se tornan atractivas por aportar a nuestro cuerpo gran cantidad de agua y pocas calorías. Además, es una opción sencilla que no requiere de preparativos excesivos ni mucha infraestructura.

Otra alternativa bastante tradicional en Argentina es el asado. Una cocción correcta es la única garantía de eliminación de las bacterias peligrosas, sobre todo en los cortes vacunos, pollos y pescados. Esto se logra cuando todo el alimento alcanza una temperatura de, al menos, 70 °C. Para confirmarlo, corroborá que la parte interior no se vea rosada. Si vas a recalentarlos, verificá que estén bien calientes o que se hayan hervido, por lo menos, durante 5 minutos.


4- Evitá la contaminación cruzada.


Es posible que algunos productos crudos contengan agentes patógenos que pueden transferirse a los cocidos durante el almacenamiento o la preparación. Para que esto no ocurra:
 
  • colocalos en recipientes cerrados y separados del resto,
  • elegí una zona exclusiva de la heladera para su almacenamiento,
  • utilizá tablas, cuchillos y platos diferentes para manipularlos.
 
Esto aplica también para el momento de realizar las compras ya que, con el objetivo de reducir el desecho de plástico y cuidar el medioambiente, es una práctica muy común llevar bolsas reutilizables. Para prevenir problemas al usarlas, lavalas periódicamente, no las dejes en el auto por un tiempo prolongado, guardalas fuera del alcance de las mascotas y lejos de los artículos de limpieza. 


5- Preservá los alimentos con una temperatura apropiada.


Continuar con la cadena de frío es clave ya que su interrupción puede propiciar el desarrollo de algunos microorganismos y su multiplicación en forma rápida. Para hacerlo, las conservadoras son una herramienta sumamente útil para transportar los productos que requieran refrigeración. Un aspecto importante que se debe considerar es que no los enfrían, sino que solo resguardan la temperatura ya acumulada en ellos. Estos son algunos consejos para su uso:
 
  • utilizá bolsas de gel helado o cubos de hielo en bolsas herméticas para que su interior esté bajo los 5°C preferentemente,
  • evitá las preparaciones elaboradas a base de huevo como la mayonesa. En caso de precisarla, optá por las comerciales, que ya recibieron tratamientos térmicos,
  • no las llenes en exceso para que el frío pueda actuar de manera uniforme,
  • dejalas en un lugar a la sombra,
  • controlá que las comidas estén frescas al tacto y que el hielo no se derrita en su totalidad.
 
En caso de que tengas que descongelar productos, procurá llevarlo a cabo en la heladera o en el microondas. De esta manera se reduce el riesgo de contaminación.
 

Fuentes:
- Ministerio de Salud de la Nación.
- Agencia Santafesina de Seguridad Alimentaria.
- Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.