Algunos mitos sobre la lactancia que deberíamos derribar

En la Semana Mundial de la Lactancia Materna, entrevistamos a los pediatras Daniel Parlagreco y Miguel Ángel Blanco con el objetivo de eliminar falsas creencias sobre este tema tan importante.

Acaba de nacer tu bebé y la enfermera lo trae hasta tus brazos. En solo cuestión de minutos, se prende a tu pecho y experimentás una sensación inexplicable de conexión y amor profundo. Pero, al instante, te asalta un mar de dudas: “¿cada cuánto amamantar?”, “¿hasta cuándo debería hacerlo?”, “¿cuándo incorporar otros alimentos?”.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses de edad y junto a otros alimentos desde los 6 meses hasta los 2 años porque sus beneficios son numerosos. Sin embargo, en Argentina, apenas un 33% de las madres amamanta a su bebé durante los seis primeros meses. ¿Los motivos? Es muy probable que la desinformación y la creencia de numerosos mitos que se fueron instalando a lo largo de generaciones. Para intentar acabar con ellos y evitar la confusión en madres y padres bienintencionados, entrevistamos a los médicos pediatras y auditores médicos de OSDE Daniel Parlagreco y Miguel Ángel Blanco.

 

 

8 mitos sobre la lactancia materna

 
 

Mito #1: “hasta que decida dejar de amamantar, no puedo consumir ni una gota de alcohol o comer determinados alimentos”.

 

Falso. Si bien es cierto que hay productos cuyo consumo no es aconsejable durante la lactancia como, por ejemplo, el café, las bebidas alcohólicas y algunas comidas picantes o de sabor muy fuerte –como la cebolla o el ajo-, Miguel Ángel Blanco advierte: “hay que saber diferenciar. Se puede tomar una copa de vino durante la cena, inmediatamente después de dar el pecho, y luego retomar la lactancia tres o cuatro horas después”.

Por su parte, Daniel Parlagreco señala: “todo lo que la madre ingiera pasa a la leche que le va a dar a su hijo. Si come mucho ajo, el niño puede rechazar el pecho porque le cambia el gusto a la leche; si toma café en exceso, pasará la cafeína también”. Por eso, el consumo de esas bebidas y alimentos es posible siempre y cuando sea moderado y se realice inmediatamente después de la toma -lo que les dará el tiempo necesario para metabolizarse antes de la próxima-.

 

 

Mito #2: “si consumo medicamentos regularmente, no puedo amamantar”.

 

Falso. Según Parlagreco, la única condición para desaconsejar la lactancia materna es que esté médicamente contraindicada por causa materna o neonatal. En el caso de los medicamentos, se tiene que consultar con el obstetra o pediatra si es posible la lactancia y, de ser así, es aconsejable tomarlos –al igual que ciertos alimentos y bebidas- inmediatamente después de haber dado el pecho para que, en la próxima toma -unas tres o cuatro horas después- ya se hayan metabolizado.

 

 

Mito #3: “debo amamantar respetando una frecuencia fija”.

 

Falso. Los tiempos en cuanto a frecuencia y duración de la lactancia pueden ser variables, y esto se conoce como lactancia a demanda. “Depende del bebé. No hay que esperar a que llore para amamantarlo: el niño lo indicará chupándose el dedo o moviéndose mucho. En los primeros meses, la frecuencia es aproximadamente de entre tres y cuatro horas. Algunos hacen interrupción nocturna y hay que dejarlos, pero no más de seis horas”, advierte Parlagreco.

 

 

Mito #4: “todos los bebés deberían tomar una determinada cantidad de leche por día”.

 

Falso. No se puede contestar cuánta leche debería tomar cada niño porque depende de cada uno. Parlagreco aclara: “en pediatría, no hay normas fijas. Lo más frecuente es 200 ml por kilo de peso/día. Pero hay chicos que toman 150 y otros 250, y también está bien. La lactancia es a libre demanda y depende de la capacidad gástrica de cada uno”. Sobre dicha capacidad, Blanco aclara: “es de entre 20 y 30 ml por kilo de peso por toma, y puede variar la cantidad de tomas en el día. Una manera simple de saber si el niño que lacta de manera exclusiva se está alimentando bien es mediante el control del peso y la observación de los pañales –si están mojados, es porque estos chicos no necesitan aporte extra de agua, jugos, té ni ningún otro líquido además de la leche materna-.

 

Mito #5: “es normal que las madres se queden sin leche antes de los dos años de vida del bebé”.

 

Falso. Los casos en los que la mujer se queda sin leche antes del período de lactancia recomendado son excepcionales. Blanco explica que la succión es el estímulo para la producción de leche: “si, a partir de los seis meses, el chico empieza con la alimentación complementaria pero sigue manteniendo el pecho y la mamá tiene deseos de continuar, está bien hidratada y alimentada, la lactancia se puede mantener incluso pasados los dos años”.

 
 

Mito #6: “mi leche no sirve, es muy líquida”.

 

Falso. Parlagreco advierte que si la madre está bien nutrida, no existe una condición médica específica que haga que su leche no se pueda utilizar. Además, sus beneficios no provienen solo de sus aportes nutricionales. Según Blanco, “todas las leches maternas son buenas, no importa que sean más líquidas o más espesas. Incluso, las propiedades de la leche varían si hablamos del inicio, de la etapa media o del final de la lactancia”.

 
 

Mito #7: “si tengo excedente de leche después de la toma, debo reservarlo para la próxima”.

 

Falso. Dado que el estímulo de la succión es el que genera la producción de leche, Parlagreco aconseja que, después de amamantar, la madre se quite todo el excedente de leche. “Hay que hacerlo porque, justamente, el vaciamiento favorece el llenado”, asegura el especialista.

 

Mito #8: “la leche materna tiene la misma función y beneficios que las leches de fórmula o maternizadas”.

 

Falso. No es lo mismo. Blanco sostiene que el valor nutritivo es similar, pero la leche materna tiene un plus que aún no se consigue con ninguna leche artificial: en primer lugar, tiene un aporte inmunológico -factores de protección como anticuerpos que ayudan a prevenir diversas enfermedades hasta que el bebé sea capaz de formar sus propias defensas-. Y, además, el hecho de prender el bebé al pecho ayuda a fortalecer la relación afectiva con su madre. Eso contribuye con el desarrollo de niños capaces, seguros y emocionalmente estables: “hay estudios en los que se confirmó que, si los niños habían recibido lactancia materna durante los dos primeros años -independientemente de los factores étnicos o ambientales- tenían las mismas posibilidades en su crecimiento y desarrollo neurológico”. 

 

 

¿Cómo se continúa con la alimentación después de los dos años?

 

Eso depende de las indicaciones del pediatra, pero la dieta debe ser lo más variada posible y tener toda la gama de colores. Además, se debe mantener el aporte de leche para el desayuno y la merienda.

 

¿Sabías que OSDE apoya iniciativas para fomentar y difundir la importancia de la lactancia materna?

 
Al igual que en años anteriores, acompañamos al programa M.A.M.I. (Móvil de Atención Materno Infantil) de Philips, que apunta a llevar la educación en lactancia a distintos puntos del país de la mano de puericultoras especializadas.

Para conocer más sobre esta iniciativa, leé esta nota.
 
 
 
Fuentes:
- Entrevista con los médicos pediatras y auditores médicos de OSDE Daniel Parlagreco y Miguel Ángel Blanco,
-OMS,
-Unicef.